Calle Pelayo, número 22

2015-12-12 14.40.40

De los rincones del planeta, destaco los que cuando uno está en ese espacio, se vuelve una cápsula del tiempo donde hay la atmósfera que necesitas para recuperar la conciencia y el sentido de vivir. Hay lugares que se han escondido al cotidiano, se han hecho invisible para el que busca evidencias y no sentimientos. Hay rincones que simplemente visitas como encontrando una respuesta que no se habla, a veces se abraza, a veces simplemente se está presente al hacer contacto con la mirada.
Ya quisieran los diseñadores de Visual Merchandising aprender de esto. Ya quisieran los grandes estrategas y políticos del mundo conocer el arte de crear bondad en rincones precisos donde uno se encuentra a sí mismo. Pues no, no es la luz, no son los metros cúbicos útiles versus los sistemas de distribución, no es el aroma ni la música. Es el alma de los que construyen sus espacios con un amor tan infinito a su propósito, es el sueño de los que, convencidos de que su proyecto nutre el deseo más profundo de su ser, que contagia a todo el que se siente tocado, o encontrado por estos espacios tan precisos y curiosos del planeta.
Cuando caminas distraído por la calle Pelayo del barrio Chueca en Madrid, y te encuentras con el mágico número 22, aparece un rincón que puede caber el mundo dentro de él. Se llama Nakama. Encontrarás a Rafael y su barba inspirada en Barbaroja y a Miren con su mirada rápida que habla de vida. Ellos viven su pasión de abrirle al mundo un rincón donde puedes extender las manos y tener la sensación de tocar la esperanza del alma. Y no necesitamos estar dolidos para esa experiencia, sino abiertos a hacer amigos que, más allá de los objetos y libros del saber y la cultura en su interior, hay abrazos, amistad y la manifestación de la felicidad literaria que a veces cuesta encontrar en los supermercados literarios que buscan el budget y no el goodlife. Detente, siente cómo te atrae y escucha la risa que permite reparar cualquier mal entendido. Entra y sólo deja que tu corazón diga en el silencio de tu boca que estás en el lugar correcto. Pasea un poco, y deja que tu emoción te conduzca los pies. Rafael y Miren te saludarán como lo hacen a sus amistades queridas, y creo que allí sucede la magia: tus ojos dirán lo que ellos tienen para ti.
En ese exacto momento en que entras, suena una canción extraordinaria compuesta por un desconocido músico de Guatemala por los parlantes de la Librería, donde puedes ver que cada libro, cada objeto, cada rincón de ese lugar que fue construido de a poco, día a día, con un amor infinito. Hay una colección de libros de la vida de todos los tiempos. Rafael y Miren son enamorados de lo vivo y lo simplemente profundo, y con la paciencia de sabios, levantarán la mirada desde su silla donde toman té con un libro en la mano para mirar tus ojos. Los observan con una profundidad que conectas al corazón. -Busco un libro que me sane del amor-, le dices. Y se levantarán lentamente, se te acercarán, te mirarán de cerca y te darán un abrazo, de esos que ruedan las lágrimas cuando nadie te ve, y respirarás a su ritmo por muchos segundos. Luego te tomarán por los hombros y asentarán con la cabeza, como si la sincronía del latir de ambos corazones hayan encontrado una respuesta. Irá a una fila de libros y tomará uno para ti. Con sus dos manos te entregarán la esperanza.
Rafael y Miren no saben nada de ti, pero saben de heridas. Recomiendan para leer los horizontes de lo que emociona y sana. Son de esos sabios del mundo que aún no saben que son, que se sientan a leer sólo historias que llenan espesas bocanadas de aire fresco el pulmón más oxidado. Y en este lugar donde se ha detenido el tiempo, macera cada libro tenga esa energía de poder dar respuestas.
En este rincón, más que consuelos y frases de libro para animarte en la vida, hay un libro que sanará eso que llevas en tu mirada. Déjate abrazar por este lugar escondido y a su vez brillante, donde toda la vorágine del mundo ignora su presencia para dedicarte paz. Hazlo por ti, porque sales distinto, liviano, propio de tu ser, con un camino y un sentido, porque así son Rafael y Miren, son de esos ángeles que guardan algo para tí y esperan la entrada al atreverte ser tu mismo.

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