Semana para actuar. Llegó el momento de callar nuestras promesas para actuar con nuestro poder. Llega el momento de separarnos entre los que entendimos de los que no entendimos. Es tiempo de saber quedarnos en el lado que queramos, pero tenemos que comprender que hay quienes creen lo que le conviene al poder y los que buscan y se informan para tener su propia opinión. Esto es muy importante para entender por qué es tiempo de buenas cosechas para quienes entiendan el estado de la realidad, después de tiempos de paciencia donde crecimos cada detalle de nuestros talentos y nuestra construcción de futuro. Las oportunidades se están moviendo en medio de lo que estamos creando y no por lo que esperamos sentados a que llegue. La cosecha llega para quien ha trabajado esa dedicación y ese ritmo personal para que sintamos que llega el tiempo para entender por dónde se mueven las pistas que nos traen abundancia y solidez. Por la misma fuerza y energía, son tiempos para la sensualidad, el cariño, la atracción y la belleza como parte de la sensación global de atraer lo que nos pertenece como merecimiento, fruto de una acción y una constancia, y no como recompensa pasiva al merecimiento de otros. Por lo tanto, nada llega a nosotros porque tenemos derecho o porque merecemos sin trabajo y dedicación. Llega porque hemos sembrado y nos hemos dedicado como quien se dedica a un oficio con motivación. También, son tiempos para poder hacer el luto después de tanta tensión y vacío. El luto tiene que ver con tener el espacio y tiempo para llorar o lamentar aquel asunto que no floreció y se acabó abruptamente. Pero esa muerte de algún proyecto, de una amistad, de amor, o de quien se ha alejado para siempre se transforma en ritual y luego en fuerza para florecer entre los que quedamos en el presente.

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Es una semana donde se inicia una transición desde la muerte a la vida. Desde la inercia al gozo, al placer, al vivir, a la alegría con uno mismo. Por lo que notamos días donde transitamos desde la razón al cariño. Desde la explicación al tocarnos y al actuar. Desde la vergüenza al atrevimiento. Se trata de aprender a integrar estas polaridades para exprimir la fuerza que nos espera para actuar. Saber perder porque comprendemos que no podemos seguir, y saber entender que ganaremos porque nos hemos dedicado a este triunfo. En este asunto, el poder se siente dentro de nosotros, abandonando la fuerza externa. Salimos del rencor y la venganza hacia la tentación planeada del poder y la destrucción. Esto quiere decir que terminamos los tiempos de arrebato para dar comienzo a la tentación del poder que construye, pero que, cuando se ejerce desde la madurez y la sensatez, el poder inicia la creación y el bienestar de futuro. Pero cuando se realiza desde el ego, desde el interés o desde la ambición extrema, se siente el plan destructivo que arrasa alianzas, amistades, sentimientos y buenas intenciones para sacar lo peor y más egoísta de las personas. Esto lo apreciamos en algunos conocidos que han perdido el centro de su vida, como también en líderes o gobiernos que intentan aprovechar la cosecha como un rayo de fuerza que les hace creer que están acumulando, para reforzar sus territorios mentales, emocionales y materiales. Por lo anterior, las guerras cambian de lógica, al moverse desde la defensa y creencias hacia la tentación de la conquista por mayor territorio. Hay un asunto que tendremos que evaluar con mucha sinceridad, y tiene que ver con aquello que nos resulta importante o de gran valor. Probablemente, sentiremos que apreciamos nuevas cosas y nuevas experiencias que transformaron nuestras prioridades. Y esta semana puede que tengamos la tentación de volver a las prioridades del ayer que sólo sirvieron en el pasado. Esto hace que tengamos que actualizarnos y renovar nuestros discursos y definiciones, nuestras creencias y sentimientos acerca de lo valioso. Esto tiene mucho que ver con la cosecha, porque lo que llega a nuestras manos como valor, tiene que ver con lo valioso para nuestro futuro y no con la recompensa por lo que nos deben del pasado.