Conocer a Alda ha sido de las cosas maravillosas que me ha pasado en la vida. Estoy tan agradecido de ello, que mi emoción me llevó a publicar un libro con su encuentro. No es una mujer de estos tiempos, es de todos los tiempos. No me conoce y a su vez me conoce en detalle en todas mis vidas. Es tan humana como cualquiera, con problemas y obligaciones de cualquiera,
pero vive muchas horas al día en meditación y en silencio, sosteniendo la memoria del planeta y guardando fuerzas para la apertura total de nuestra conciencia, para cuando podamos recordar todo y sentirnos eternos. No ha nacido hace poco ni mucho, es Eterna. Es de esos encuentros tan esperados en la vida, de esos que tu pides para confirmar todo lo que te has imaginado… y lo consigues. Me emocionó tomar conciencia de estar frente a frente con una de las tantas mujeres, abuelas, chamana o como quieras llamarla, que con su voz dulce pero muy segura, narra todas las certezas del universo.
-¿Seremos felices algún día?. No todos -se abalanza en responder muy segura y tajante-. Tendremos que aprender a hablar de otra manera, con el lenguaje del silencio y la intuición. No estamos preparados para comprender esto aún. Pero no será mas allá del 2035 cuando entendamos nuevos conceptos de nuestro cerebro y nuestra manera de aprender. Entenderemos el alma y el sentido de inquietud que nos late en el interior, y tendremos que darnos cuenta que en el ritual, la oración (no la súplica), la devoción y la simpleza están las grandes respuestas a todo. El problema no está en que no podamos ver lo que la naturaleza nos ofrece con misterios, el problema está en cómo aprendemos a mirar y comprender todo.
La vida de Alda ha transcurrido por siglos en esos lugares del altiplano andino, sosteniendo y mirando a la humanidad. Y es en este libro donde describo la vivencia de escuchar sus respuestas a mis preguntas del presente y sus aproximaciones para mirar el futuro, pero no solamente el de nuestra existencia como sociedad, continente o nación, sino ese camino que nos da Sentido de Vida. Con las reflexiones de Alda, me permitió darle forma a la mirada del año que se viene. Sin ser un libro de horóscopos, permite dejarse guiar física, emocional y espiritualmente por los caminos y predicciones que nos ayudan a ser mejores personas.
Si hay algo que llama la atención, es que todos nos sentimos hace algunos años en estado de búsqueda. Algunos nos sentimos en paz con esto, otros buscan perturbadamente apagar esa sensación de vacío y desazón de la vida. No fueron las creencias ni la Fe lo que se encargó de hacernos sentir completos y tranquilos. No fue el ir descubriendo a Dios dentro de nosotros. No fueron las lecturas ni las prácticas de algo lo que nos devolvió ese sentido de sabernos acá y estables. Ahora, a la Fe, le agregamos el esfuerzo por el encuentro de la Felicidad.
¿Existe la Felicidad?. Posiblemente sí, pero no de la manera como lo imaginamos. La Felicidad no es un hacer, es un Creer y un Sentir.
Los años de búsqueda incansable acerca de este Sentido de Vida, me llevó hace años a conocer a un gran maestro y guía. Se llama Gaspar. En el año 2013, luego de tres grandes viajes, me dice con su voz: debes conocer a Alda, ya estás preparado para esto. ¿Quién es Alda? -pregunté-. La Mujer Eterna. Y al conocerla, cierras e inicias otra etapa de tu vida, de tu aprendizaje, de tu vivir y de tu sentir.
Y fue en un lugar muy especial del Altiplano, a orillas del Lago Titicaca donde sucedió el gran encuentro. Puede que parezca fantástico, pero me tocó presenciar, conversar y abrazar a quien que ha vivido en esta tierra desde tiempos de los orígenes de esta Era, mas de 18.000 años. Es la Mujer Eterna.

-¿Seremos felices algún día?. No todos -se abalanza en responder muy segura y tajante-. Tendremos que aprender a hablar de otra manera, con el lenguaje del silencio y la intuición. No estamos preparados para comprender esto aún. Pero no será mas allá del 2035 cuando entendamos nuevos conceptos de nuestro cerebro y nuestra manera de aprender. Entenderemos el alma y el sentido de inquietud que nos late en el interior, y tendremos que darnos cuenta que en el ritual, la oración (no la súplica), la devoción y la simpleza están las grandes respuestas a todo. El problema no está en que no podamos ver lo que la naturaleza nos ofrece con misterios, el problema está en cómo aprendemos a mirar y comprender todo.

Si hay algo que llama la atención, es que todos nos sentimos hace algunos años en estado de búsqueda. Algunos nos sentimos en paz con esto, otros buscan perturbadamente apagar esa sensación de vacío y desazón de la vida. No fueron las creencias ni la Fe lo que se encargó de hacernos sentir completos y tranquilos. No fue el ir descubriendo a Dios dentro de nosotros. No fueron las lecturas ni las prácticas de algo lo que nos devolvió ese sentido de sabernos acá y estables. Ahora, a la Fe, le agregamos el esfuerzo por el encuentro de la Felicidad.
¿Existe la Felicidad?. Posiblemente sí, pero no de la manera como lo imaginamos. La Felicidad no es un hacer, es un Creer y un Sentir.
Los años de búsqueda incansable acerca de este Sentido de Vida, me llevó hace años a conocer a un gran maestro y guía. Se llama Gaspar. En el año 2013, luego de tres grandes viajes, me dice con su voz: debes conocer a Alda, ya estás preparado para esto. ¿Quién es Alda? -pregunté-. La Mujer Eterna. Y al conocerla, cierras e inicias otra etapa de tu vida, de tu aprendizaje, de tu vivir y de tu sentir.

Para adquirir este libro, sólo es venta personalizada, enviar un correo electrónico a farayau@hotmail.com
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