Vivimos en el mundo de los Supuestos. Suponemos que las cosas funcionan, suponemos que llegarás a la hora, suponemos que respetas las reglas del tránsito, suponemos que te comportarás de determinada manera, suponemos que me saludarás en la mañana. El «Suponer» es instalar un sistema de creencias personal, que el otro o los demás no tienen por qué saber el real alcance de tu supuesto. De igual manera al revés.

Aprendí uno de los Cuatro Acuerdos de Don Miguel Ruiz: «Nada es personal». Para cumplir esto a cabalidad, he aprendido la gran diferencia entre «Suponer» y «Asumir». Las cosas se vuelven personal cuando comienzo a creer y vivir en torno a la suposición de los demás, y no en el Asumir mi verdad frente a los demás.

El Asumir es una cualidad de la honestidad. Me Asumo con responsabilidad ante mi mismo y no en la Suposición de los demás. Lo he aprendido con mucha atención. Uno pierde su estabilidad cuando actúa en base a los supuestos, porque en rigor nunca sabrás los reales alcances de lo que los demás piensan o esperan de ti.

Nada es Personal. Sólo espero de mi y vivo en mi la honestidad de mis sentimientos, y espero que tu hagas lo mismo. Todo es en base a la responsabilidad y la capacidad de Asumir el amor propio y trabajar en ello. Es el punto de partida de todo. Me quiero profundamente, y en ese amor, me respeto, me vuelvo honesto, me vuelvo narrador de mi propia historia sin culpa ni sentido de víctima.

Me asumo, me sano.