El que se inicia en un camino de autoconocimiento sólo está destinado a ganar, porque ya viene de la derrota de sus intentos, cotidianidad, oficios y creencias. Hemos creído tantas cosas, algunas
heredadas y otras aprendidas desde la ignorancia y las conjeturas, que la derrota es no haber confirmado que todas esas ideas sean la verdad de tu corazón. La intuición liberada, tranquila de prejuicios y miedos, sabe conducirse hacia un lugar de poder, pero el poder entendido como la capacidad de inventar un camino y sentir que transitas tu verdad, tu certeza, tu decisión de cómo vivirás tu felicidad. ¿Eso es ser uno mismo, pleno y contento? -le pregunto a Alda en uno de los encuentros, luego de reflexionar esta frase que m
e dice con toda propiedad-.
-Se acomoda un poco mientras toma aire para pronunciar su respuesta-. Uno es cuando se detiene y deja de buscar eso que no sabes cómo se llama ni cómo sabrás que lo tendrás. Uno es en la certeza de que estás justo ahí, y tomas conciencia que todo lo que está a tu alrededor está para ti, y que todo lo que piensas y sientes está para ti. Y que todos los que te rodean han elegido estar contigo en este presente, y tu has elegido cada elemento, presencia, creencia, ambición, pensamiento, acción y sensación amorosa en todos sus grados, para que te acompañen en esto llamado realidad.
Me tomó meses entender esta frase en toda su dimensión. Cada vez que escucho la grabación donde su voz dulce y andina pronuncian su sentencia, me emociona. Y así describo los orígenes de lo que hoy terminó en este libro llamado Alda. Producto de una búsqueda personal por caminos que elegí llamarlos “terapéuticos”.
Era un momento en mi vida donde la decepción de todo lo que me rodeaba era inminente y podía recurrir a la ayuda terapéutica convencional, o a la alternativa. Y allí aparecen los sabios amigos con ideas que me llenaron de sentido. E inicié un viaje que terminó siendo un compromiso de vida, que no me arrepiento, y que hoy se ha transformado en las bases emocionales y filosóficas de un modelo de vida mucho más simple y más vivible desde lo humano.
Encontrar el sentido de lo Humano ha sido maravilloso de la mano de una maestra que, más allá de su propósito en conocerme y conocerla, termina siendo una mensajera y Guardiana de una sabiduría andina que alivia los caminos de la ciudad, los pensamientos de temor y me revela que la creencia del ser humano del mundo moderno basa su vida en el miedo a abandonar lo conocido, porque cree que eso que está detrás del miedo le hará perder “las cosas”. Uno primero lucha contra sus creencias, y luego confirmas que ya la derrota es creer en el miedo a perder. Atreverse a ser feliz es salir del estado de pérdida, falsamente alimentada por las supuestas verdades que en nuestras casas, amistades y ambiciones sociales, nos propusieron en el modelo de educación competitiva y el trabajo del esfuerzo, creando ese temor a que, estar fuera del sistema, es estar a pasos del fracaso.
Cuando uno decide ir tras algo muy atractivo que intuyes que te aliviará y te dará la fuerza para comprender el sentido de la vida que llevas, siempre con fe en la espiritualidad, en la confianza divina y en actos donde lo sagrado siempre invade lo cotidiano, da garantías que el viaje permite siempre traer respuestas. En este libro Alda, la Guardiana de Los Andes, escribo mi testimonio y las respuestas que fui a encontrar. Y en un inicio, no sabía que habría más. Había la revelación de una historia que confirmas a medida que investigas, y vas comprobando que lo mágico es tan real como las creencias que nos ordenan moral, ética y espiritualmente como sociedad. Se me permitió conocer a una mujer llamada Alda, que guarda un secreto de ángeles y divinidades sobre la Tierra, como si guardara otra historia paralela que hasta hoy, pasa inadvertida entre nosotros. Me ha pedido que la revele con fuerza y propiedad, anunciándome como un pronóstico, que todo sucederá para que se conduzca a personas de bien o que buscan la honestidad de la paz. Me ha iniciado en un compromiso de revelación e inicio de un camino de otras verdades del planeta, que ya es momento que se encuentren, se difundan y se expliquen para que entendamos que hay un Sentido de lo Humano más profundo en nuestro interior, y que de alguna manera, en momentos reflexivos, sentimos esa fuerza que nos lleva a otro lugar, y que a veces tenemos coraje y a veces no, pero al conocer esta historia, mi vivencia y testimonio, me permito iniciar ahora tu camino, el que elijas, para incorporar la belleza de la Sabiduría Andina para un mejor vivir en bienestar y lucidez de que se puede ser feliz en este presente, y enseñarle a las nuevas generaciones.