Entramos a un período en donde la oscuridad y la luz se encuentran y se convierten en una esencia, los efectos en el Corazón de este momento se hace la base o el cimiento para el próximo año. Es un momento en que hemos aprendido que lo que sentimos se vuelve sólido, como el vapor se vuelve gota de agua la que llamamos lluvia. Dentro de ese efecto, dentro de ese fenómeno de conciencia, la vida se abre a un sentido de unidad, donde emerge un nuevo ciclo. Lo hemos deseado por tanto tiempo que ya lo vivimos. Pero no fue de la manera como creíamos, pues lo deseamos bajo códigos, palabras y arquetipos de una era que ya pasó.
Si estamos atentos a la forma en que el Espíritu se mueve cada vez que entra en el Gran Vacío, si estamos con los ojos y los sentidos completamente en atención cuando sentimos un cambio de ciclo, es cuando somos totalmente conscientes que todo comienza a crearse nuevamente. Como cuando terminas una etapa de tus estudios y quedas de frente a un nuevo proceso. Allí eres realmente consciente de que no ha terminado nada, sino que comienza todo.
Ahora que la vida ya no es producto obligado de los patrones usados por la separación y el miedo, la culpa y la víctima, ya hemos transitado el primer año de estar en el corazón de esta nueva era femenina, y nos ha enseñado un par de cosas: el amor que brota del corazón del gran ser que nos sueña está lleno de un sentido de unidad que corre lo suficientemente profundo como para expresarse de manera incondicional. Y lo segundo, es que todas las promesas de paz, tranquilidad, bondad y abundancia ya llegaron y ya vivimos dentro de ello. Pero ha sucedido algo inesperado, la verdad completamente comprensible: seguimos esperando con códigos antiguos.
Con la luz del solsticio de verano en este hemisferio sur, somos llamados a sumar nuestra chispa del fuego. Es el momento de centrar nuestra atención en lo que vamos a traer a las visiones y rituales del año que viene. Será en la noche del 21 de diciembre el momento que marca un cambio. Todas las tradiciones antiguas le daban una importancia sagrada a este momento. En el segundo exacto en que sintamos la medianoche dará paso a nuestro deseo colectivo de crear la paz en la Tierra. Cuando hablamos de lo Divino Femenino, significa que es este sentido de mujer de la nueva era lo que construye nuestra existencia. Comenzamos a vivir como hace 13.000 años atrás, en conciencia de amor, en conciencia de colectivo, en conciencia de saber que estamos insertos en una fuerza que es más poderosa que nosotros, llena de amor, verdad, belleza, confianza, armonía y paz, haciendo eco de lo profundo de nuestros corazones. Pero hemos sido entrenados por los últimos dos mil años para que cuando sintamos esta sensación sospechemos de que esta verdad puede ser posible.
Para el 2014 se nos presenta un desafío inmenso: transformar estos códigos del sentir para que abandonemos lo que nos han enseñado… los sentidos de perturbación. Y tendremos que inventar un nuevo lenguaje, una nueva educación, una nueva forma más directa y más instantánea para que podamos ser consciente de estos valores que ya vivimos, pero nuestro lenguaje no nos permite apreciarlo.
¿Seremos capaces de llegar a sentir todo lo que ya se ha instalado en nosotros?. Definitivamente sí. Simplemente recordando viejas formas de vivir, tal como nuestros antiguos lo hacían. Es que hemos humillado y menospreciado tanto a nuestros ancestros, a nuestras culturas indígenas, a nuestras tradiciones ancestrales, sólo porque hemos querido imponer un modelo de vida que ya se ha vuelto tan rígido que no da cabida a que puedas vivir en paz. Lo que la vida moderna ha instalado en valores y credos desde hace mas de dos mil años una forma de vivir que en nombre de la libertad nos han vuelto prisioneros de las dependencias, los mercados, la escasez y el miedo. Por eso, al volver a escuchar las técnicas y maneras de vivir la realidad de todas las tradiciones ancestrales, con el comienzo de reconstruir un nuevo lenguaje sensorial que nos puede poner en contacto con todo lo que ya está a nuestro alrededor.
Te invito a comenzar por algo muy simple: acepta que ya estás en paz, acepta que ya eres feliz… Aunque sea por un momento. Toma conciencia de cómo se siente la sensación cuando tu ser se conecta con esa «verdad». Alli descubrirás un fenómeno que te dará dos caminos. El primero, se siente realmente delicioso, y el segundo, es el entrenamiento que tu mente tiene ante esta sensación… La frase «no es posible que esto exista», negando a la primera.
De tanto decir que ya estás en paz, es que se hace consciente para romper estas enseñanzas que navegan junto a tus ancestros por cientos de generaciones que anidaron su existencia en la carencia, el miedo, los credos, los victimismos y las precariedades, que hoy no te dan permiso para que puedas palpar estos nuevos momentos.