La Historia del Mundo

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¿Qué es lo que no estamos viendo de nuestro existir en este planeta?. ¿Por qué en nuestras aspiraciones espirituales aparece la esperanza de la vida eterna?. ¿Qué parte de nuestra vida es eterna?. ¿Por qué todas las culturas antiguas buscaron en los mapas siderales las respuestas a su existir?. ¿Cabe la posibilidad de que en realidad seamos nosotros, los humanos, los más extraterrestres de este planeta?. ¿Cómo entendemos nuestra alma, ese campo de información y sentimiento, que todas las tradiciones y creencias manifiestan su existencia, y que pareciera que se nos acerca desde las evidencias en variados territorios de la ciencia?. ¿Habrá un sentido oculto en todo este existir?.

El Mundo es Asombroso, cuando comprendes que el estar en este planeta -en esta forma de ser humanidad-, tiene una historia y un propósito, individual y colectiva. Hay una historia más larga de lo que creemos y conforma la construcción de «Una Verdad». No hay verdades absolutas, sino una propia que cada cual construye y cree, y que nos da sentido. Así, variadas personas a lo largo de esta era, recopilan narraciones de diversas visiones ancestrales y de diferentes partes del mundo, que hacen la construcción de una historia común, al parecer más antigua de lo que nuestros registros oficiales detallan.

Una de las narraciones aborígenes australianas más impactante dice: «Somos todos visitantes de este tiempo, de este lugar… Estamos sólo de paso, y no es coincidencia que estemos todos presentes en este momento, hay algo más allá. Estamos para observar, crecer, amar… Y después nos vamos a casa.». Con esto, aparecen visiones históricas de diversas partes que suman: el mundo andino, el mundo árabe, el mundo oriental, el mundo nórdico y vikingo, el mundo bíblico, el mundo africano y Dogón, el mundo australiano, tantas narraciones…  un sinfín de culturas que han mirado la historia desde otro lugar y han conservado amables coincidencias entre todas… amables, porque no hacen mas que hacernos sonreír ante la asombrosa coincidencia.

Si a esto le sumamos a aquellos que han sido visionarios y catalizadores de energías místicas y esotéricas, que han escrito mensajes angelicales y proféticos, da paso a una construcción de una historia más rica en detalles y emociones, presentándonos como seres que venimos con un sentido profundo y mágico, que vibramos en una emoción común al universo y a lejanas constelaciones… La emoción del amor.

Con todo lo anterior, contar la Historia del Mundo, el asombroso mundo más allá de lo que creemos y sabemos, nos aporta un sentido del estar acá. Me he dedicado a tejer estas narraciones y darle un sentido, un «hacer sentido» para estar acá, porque comenzamos a entender los fenómenos de cómo nos hemos organizado como sociedad y la familia, como hemos entendido el valor y la riqueza, la paz y la guerra, las razas, la prosperidad, los imperios, las religiones, la ciencia y la tecnología, los destinos, la vocaciones y los valores éticos y morales, las creencias y la información. Todo apunta a que hemos olvidado el sentido que tiene todo y nos hemos puesto de acuerdo en convencionalismos que aún no terminan de convencernos como humanidad.

Tratamos con esta historia de entender nuestro hacer en este presente, un presente de cambios importantes y radicales, pero que no son evidentes en el mundo visible, sino que se perciben en el mundo de las emociones, las sensaciones y las intuiciones (principalmente en los niños). Esta Historia del Mundo nos dará un encuentro con nuestro ser, un punto de vista a esa búsqueda de nuestro ser, para que cada cual, con la sensación de haber escuchado, tal vez lo que aún tenuamente está en nuestra alma en forma de recuerdo, podamos conformar ese «dar sentido» a la maravillosa y asombrosa forma de vivir que nos espera.

En este texto, doy inicio a la construcción de una forma de enseñar paz interior, de permitirle a tu mente ese recuerdo que refresca nuestra sensación de eternidad y sentido espiritual de nuestros días. nos permite relacionar historias que han sido mitificadas en narraciones religiosas que se llenan de sentido ante una especie de «coincidir» de muchas tradiciones que plantean lo mismo. Permite dar valor al ritual y a la contemplación como metodologías científicas del mundo antiguo que dieron dirección al destino de civilizaciones enteras. Ofrece reflexionar sobre nuestro existir hoy en día, y mirar con profundidad los posibles cambios que vivimos en aspectos de percepción y creencias. Nos devuelve ese valorar creencias ancestrales que la ciencia occidental no ha mirado o no quiere mirar, cuando aparentemente están llenas de sentidos de vida y que comienzan a ser verdaderas oposiciones a los sistemas y organizaciones sociales y gubernamentales. Permite crear un camino, una esperanza y pautas de un vivir más comprometidos con el amor propio, el autoestima y la compasión, como si fueran tecnologías de conciencia que se revalorizan como elementos que debieran ser considerados en los nuevos modelos de vida. Y finalmente, con esta Historia del Mundo ofrezco una propuesta de comprensión y de apreciación de ciertas «coincidencias» que en este momento los medios de comunicación, las redes sociales, las tecnologías, los nuevos lenguajes y las nuevas tendencias vocacionales, laborales y familiares, nos hacen reflexionar acerca del gran momento de cambios y asombros que vivimos, que nos convierte en testigos y protagonistas, en agentes y gestores de una nueva tierra y una nueva humanidad.

Poner atención en esta historia, hace tu historia, la que te da sentido, la que te devuelve a la ruta, la que te conecta con esa verdad que te hace sentido.

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