Detrás del miedo hay un valiente herido. Detrás de la inquietud hay una paz herida. Detrás del orgullo hay una humildad herida. El viaje es hacia adentro, hacia un lugar de tu corazón. Allí está la valentía, la humildad y la paz. El miedo, la inquietud y el orgullo, entre otras acciones, fueron modos que nos enseñaron para que no nos dañaran. Fue importante en un momento de tu historia en este planeta. Nos quedamos haciendo eso… nos acostumbramos… y consideramos que eso era normal.

Se nos olvidó ser esenciales cuando desaparecieron las situaciones que -en su momento- supimos manejar con talento. Hasta nuestros días, seguimos actuando igual… mecánicamente, defendiéndonos del daño, con ignorancia… negando la magia y las emociones esenciales. Veo a las personas actuar desde su miedo, desde la fuerza desmedida en la obsesión por lo material, desde la evasión de la conciencia y la emoción, que establecen en la ceguera sus virtudes, sus talentos y sus sentimientos.

Y te digo, todo cambió. ¿No recuerdas?. Vencimos a esos demonios y esas situaciones. Fuiste importante. Ahora, el regreso a la esencia es vital para no desprendernos de lo real… bueno, ¡lo que tengo que recordarte que es real!… de la matriz perfecta. No debemos arrepentirnos de nada, hicimos lo mejor que pudimos en su momento. En la medida que aprendemos cada lección de lo esencial, devolvemos la vista y la mirada. Con nuevos ojos, no podemos juzgarnos por el pasado que hicimos. Se trata de despertarse con aceptación total e incondicional de lo que somos… no hay nada de qué arrepentirse. La mirada es hacia adelante. La cabeza mira hacia adelante, es imposible mirar hacia atrás. El pasado va adentro… lleno de información para vivir cada paso nuevo. Amamos nuestro pasado, agradeciendo a ti mismo… eres perfecto y hermoso.