La reina de copas

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Un sueño aparece esta madrugada. Era de un viajero que camina con la mirada perdida en las estrellas, distraído del camino. No sabemos si el viajero va hacia algún destino o viene huyendo de otro. Los perros ladran ante su pasar. Simplemente respira al ritmo de sus zapatos rojos. Pareciera ser nosotros mismos que caminamos errantes por un sendero de la vida y que, sin prisa, simplemente abrimos caminos y avanzamos. Libre de equipaje, liviano como una pluma, liberándose de las apariencias, renueva su fe en el viaje. El viajero con su rostro alegre por quien sabe qué pensamiento o distracción,va sin ataduras del pasado, va marcando el paso murmurando una melodía.

El viajero se detiene, deja su morral a un costado. Toma aliento. Bebe un poco de agua. Se sienta a descansar. De su bolsillo saca una tarjeta, un naipe que ha hurtado de quien sabe qué baraja. La mira. Una reina sostiene una copa en sus manos. Es como un cáliz, lleno de sentido y sentimiento. El rostro mira al frente como invitando al afortunado a beber de su copa. Sólo un corazón beberá de ese elixir.

El viajero parece que soy yo. Pero también nos representa a todos. Todos vamos en un camino. Livianos y simples, honestos y silenciosos, como la mirada del aprendiz. Nunca sabremos si vamos huyendo de una copa con veneno o vamos tras la dulzura de la esperanza. Soñamos con paz, soñamos con armonía y bienestar, pero sobre todo, vamos en un camino que sólo disfrutamos de la calma y la belleza del paisaje florido. Pero nos han enseñado a vivir de los destinos y nos da temor los tránsitos y los viajes.
Hace dias perdí un naipe de mi baraja. Quiero imaginar que tal vez viajó solitaria en el tiempo a las manos de un destino o a las manos de un pasado. No tengo apuro en saberlo. El sueño de esta noche ya me da un sentido. Eso es lo hermoso de los sueños, nos hablan y nos dan lecciones cuando apreciamos los detalles del sentir. Aprender simplemente a llevar sentimientos y mensajes de un lugar a otro, amando la distancia y no amando las metas. Este sueño no es casualidad. Algo nos está soñando en algún lado, y parece que nos encontraremos algún día con ello, allí donde sucede lo impensable, ahí donde el camino y el destino, donde el creador y la obra, son la misma cosa.

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