¿Hay cosas que no hemos podido aprender?. Nos falta una. Aprendimos tantas cosas en esta experiencia humana. Logramos conquistar territorios y tecnologías. Pudimos descubrir el Genoma Humano. Supimos fabricar vacunas. Hicimos modelos de transacción y comercio. Estamos construyendo redes sociales para mantenernos comunicados. Colocamos hombres en la Luna y robots en nuestro sistema solar. Logramos crear súper semillas para súper rendimientos agrícolas que prometen derrocar el hambre. Y estamos cada día tomando más y más territorios que acumulamos conocimientos y experiencias que nos aportan y sorprenden más.
Pero hay un territorio que no hemos conquistado. Hay una frontera que no hemos sabido cruzar. Hay un Muro invisible que no hemos sabido derrumbar. Hay un pendiente como especie, como raza, como seres y como almas que en esta existencia, en esta Tierra, en este plano no hemos podido lograr: No nos hemos podido unir.
Construimos fronteras en nombre de la seguridad. Hacemos conflictos en nombre de la paz. Estamos atentos en nombre de la armonía. Nos falta unirnos, nos falta construir puentes para entendernos sin tener que estar de acuerdo. Nos falta abrazarnos como grupo. Nos falta saber ir más allá de nuestra conveniencia, diferencias y proyectos, entendiendo el sagrado respeto de unirnos como un sólo espíritu, que nos reconozcamos iguales y que actuemos desde allí.
Esta parece ser una utopía que todos los credos pregonan, pero cuando las ideas se vuelven dogmas, levantamos nuevos muros.