En tu corazón aparece una palabra que pareciera que no existe en la comprensión de tu cerebro. Esta palabra es “Gracias”. Cuando piensas en frio, tenemos que conocer el calor para determinar su grado. Cuando piensas en blanco tenemos que conocer el negro para poder determinar su existencia. Hemos aprendido que las cosas existen cuando podemos comprobar su contrario. Establecemos abundancia cuando conocemos la escases. Llegamos a la paz cuando podemos mirar la guerra. Sabemos del amor cuando conocemos el miedo. Pensar con el corazón es salir del análisis y entrar en la Paz. Sentir con la mente es salir de la visión dual y extrema de las cosas para buscar la unidad y la comprensión amorosa, sin víctima, sin culpas.

¿Cuál es el contrario de “Gracias”?. Allí es donde tu cerebro, acostumbrado a trabajar en dos hemisferios, se confunde, porque no sabe cómo entender ni interpretar esta idea. “Gracias” no tiene opuesto. Es la única palabra que brota del corazón. “Gracias” es unidad entre mi Yo y mi Dios interno, entre mi “verdad” y la “verdad” de lo que nos rodea. Gracias es una manifestación que sólo puede ofrecer bondad y compasión en sus estados más puros.

“Gracias” es decirnos “acepto… y te acepto”. “Gracias” no es necesitarnos ni agradecernos, sino que completarnos en una unidad, donde “mi Dios interno, re-conoce y saluda a tu Dios interno”. “Gracias” es la vida profunda que nos crea y nos acepta completos.

Doy gracias a todos por ser y amar, por amarme y amarlos.