La Paz Social

Es contradictorio que estemos a meses de cumplir la tan ansiada ascensión de conciencia pronosticada por los Mayas y los Oráculos Andinos con este año 2012, un momento en donde todo se vuelve dinámico y polar (bipolar). Por un lado, viene cargada de buenas noticias, y por otro, necesariamente genera una crisis, porque tendremos que aprender a convivir en nuevos contextos sociales, económicos y personales.
Algunos le llaman un período de crisis. Crisis lo definimos espiritualmente como el proceso de caos que emerge hacia un nuevo orden. Exactamente así se define este momento de cambio, un momento de nuevos paradigmas que aprender, incluso reemplazando viejas enseñanzas.
Mirando el contexto, para comenzar, todo se volvió glandular. Es decir, hoy las afecciones hormonales y glandulares abundan como si fuera un radar, una alerta del entorno, un espejo del exterior de cada persona. Indica que parece que el sistema encargado de sentir e interpretar los sentimientos y el mundo comienza a estar en crisis, ya sea porque no queremos creer que tendremos que adaptarnos a nuevas maneras de comportarnos y pensar el mundo, y por otro, porque lo que había imaginado para mi devenir parece que no va a suceder.
Allí surgen conflictos personales como la soledad, la desvalorización, la incertidumbre… que se pueden resumir en la frustración que generan los destinos y la impotencia de no poder resistir a este cambio. Los hombres se vuelven sensibles, las mujeres crecen en el liderazgo, los niños comen la mitad y tienen más energía que nosotros a esa edad, los trabajos tradicionales pierden fuerza debido a la férrea decisión de seguir vocaciones y pasiones que nos vuelven libres. Y es transversal y transgeneracional (estas decisiones no tienen edad y no tienen segmento social).
Deseamos que vuelvan los tiempos de calma, deseamos que vuelvan los momentos de la familia, deseamos que vuelvan las épocas donde en la mesa del domingo era el lugar donde se resolvían destinos y visiones familiares y sociales y no el lugar donde todos chatean con anónimos. Hoy parece todo encontrado por la tensión.
Hacemos tensión, y a la vez tenemos energía para crecer en Perú por estar en el centro del eje energético del planeta llamado la Kundalini, que estuvo en el Tibet e India por 13.000 años y desde hace 10 años comenzó a desplazarse a los Andes, convirtiéndose en el centro espiritual y emocional del planeta. Significa que en Perú seremos un referente de esta dualidad, y marca la visión de cómo serán los desafíos que tendremos que enfrentar como humanidad. La confrontación personal se nota en la confrontación social. Siguiendo esta característica, no se imaginan la cantidad de nuevos místicos y seguidores de sensibilidad que visitan los Andes, buscando esa respuesta, esa energía, esa Paz. No se imaginan la cantidad de Líderes espirituales que planean sus viajes místicos por Valles Sagrados o Rutas místicas. Todos buscan ese contacto, esa respuesta. Así como la Paz es buscada, esa misma Paz es el motivo de los conflictos.
¿Cómo lograremos paz social?. La paz social no se logra con negociaciones, sino que con acuerdos. Los acuerdos son estrategias de la emoción, y las negociaciones son fronteras flexibles de la mente. Estamos en épocas de las emociones, las vocaciones, la espiritualidad y el nuevo valor de las cosas. Las cosas se volvieron valóricas en el sentido de que están llenas de historias y experiencias que hace que a todos nos provoque asignarle un valor emocional a nuestra realidad. Ese es uno de los efectos de esta Nueva Era. Tal como todos los nuevos Espirituales del mundo han pronosticado: no será una crisis financiera, sino de valor. ¿Cuánto vale el agua de una laguna que estuvo allí por miles de años, como si fuera un santuario espiritual, que brinda creencias y sensaciones más allá de un precio económico?. Esa es la nueva visión del Planeta… y no es menor. Tendremos que cambiar las definiciones de Economía: ya no será la administración de la escasez, sino será la administración de la abundancia perceptual del valor histórico, emocional, social, global.
La paz social se logra con acuerdos, no con negociaciones. Así lo planea una antigua civilización Latinoamericana: La Tolteca. Ellos, por mucho tiempo hasta estos días, creen que todo está para ser adorado y admirado, e hicieron de su vida un principio de adoración y santificación permanente, pero en la admiración y la contemplación de la Madre Naturaleza, como si nosotros también estuviéramos insertos en ella. Creyeron que los humanos somos emociones e ideas amorosas que navegan entre las estrellas en forma de sueño y que nos materializamos para vivir antagonismos, como la gravedad. Es curioso, porque ronda la misma filosofía en las tradiciones Esenias e Indúes.
Uno de los exponentes más destacados de la difusión de este tipo de pensamiento es Don Miguel Ruiz, el exitoso escritor y conferencista Mexicano que estuvo en Perú en Marzo de este año, y que ha dado la vuelta al mundo con un éxito incalculable, luego de la escritura de estos principios en un libro muy simple, llamado Los Cuatro Acuerdos.
La paz social se logra con acuerdos. Un acuerdo es la instalación y el reconocimiento de que somos similares y que tenemos un valor común. Y en torno a ese valor, crearemos una definición que nos haga sentirnos respetados y amados por el otro. Podemos pensar distinto, pero podemos sentir igual por un instante. Una negociación está elaborada desde las fronteras, no desde los sentimientos. Las fronteras plantean límites y los acuerdos plantean visiones.
En estos tiempos, en todo el planeta, tenemos crisis de negociaciones, porque elaboramos leyes y tratos a partir de un límite o frontera, y no desde un sentir común. Para la negociación existen intereses, para un acuerdo existe aprecio y valor. Negociamos la elección de una carrera profesional de un adolescente, en donde se conjugan los intereses y expectativas de los padres en conciliación con los del alumno, y al final, en el desgaste, en el cansancio, en la desmotivación, el valor de la frontera genera tensión. Lo mismo en las crisis sociales, personales, familiares, etc.
Los acuerdos respetan las vocaciones, los sentimientos, los afectos y la historia vivida. Un acuerdo genera Paz, una negociación genera Ganancias.
Don Miguel Ruiz pone en el presente un planteamiento que hace siglos se instaló y que son refrescantes en estos tiempos. Los acuerdos deben darse en sentires comunes a partir de Cuatro principios que respetamos como persona, familia, sociedad, etc. Nada será personal, significa que llegaremos a un acuerdo en donde mis intereses van más allá de mi persona, sino que invaden mi historia, mi futuro y el de los míos y mi sentir que me inspira en este momento, saliendo de la falsa actitud de creencia que los planteamientos del otro son ataques personales, sino que son su sentir, y yo los respeto para encontrar acercamientos. El Segundo Acuerdo está basado sobre la palabra. Usa bien la palabra. La palabra o da vida, o da afectos, o da sentimientos, o simplemente ataca y mata. Las palabras fueron usadas para poner nombres a las cosas, no para destruir al adversario.
El tercer Acuerdo parte de la base que no juzgaremos tus actos ni los míos, sino que mis actos denotan y demuestran mi sentir. Acá hay un punto importante en estos tiempos: estamos resentidos por los cambios mundiales, continentales, locales y familiares, por lo tanto, cuando no me adapto genero frustración y trato de instalar mi verdad como la absoluta. No juzgar, significa mirar y contemplar al otro desde mi mirada contemplativa y no busco explicaciones, sino puntos en común. El otro hará lo mismo.
El Cuarto Acuerdo: da lo mejor de ti, va en la idea de que estamos vivos en este planeta para gozar toda su belleza y sus frutos. A cambio, daré mi mejor esfuerzo para ser el que hará aportes esenciales desde los sentimientos, y no desde los valores. Dar lo mejor de mi significa que me defino como la persona que «trata de ser el mejor padre del mundo…trato en virtud de lo que puedo dar y disfrutar», sin juzgar y sin negociar, sino llegar a un acuerdo. Comprendo tu sentir, comprende mi sentir… allí surge un sentimiento y un Acuerdo. Esta es la Paz Social.
La paz social tiene un plan, y el plan parece que viene manifestada por una vieja tradición muy sabia, muy amorosa, que se preparó para estos tiempos, y que no se contradice con otras tradiciones y creencias, sino que al contrario, se suma dando nuevas fuerzas.
Yo recomiendo leer el libro de Don Miguel Ruiz, Los Cuatro Acuerdos, y que todos los ciudadanos de este planeta caminemos en estos principios de acuerdos, porque se aplica en muchos escenarios, y permite construir una visión muy optimista de lo que podemos ser como civilización, más allá de un país y un continente, y trae Paz Social.

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