Ver no es Mirar

Es curiosa la manera cómo has empoderado a los ojos. Desde hace poco, se llevaron el premio al sentido protagónico, llegando a estos días como fundamental. Llegas a escuchar eso de «existe si lo ves». ¿Alguien ha visto al miedo caminar por la calle? ¿Alguien puede ver la riqueza, el amor o la elegancia arrumado en la mesita del cuarto? El ver no sirve para revelar lo importante. Aprendes que das brillo si miras con atención los detalles. Ver no es mirar. Ver es pasar los ojos por una generalidad y confirmar que cada cosa está allí. Mirar es despertar tu sentido curioso y cerrar los ojos para que aparezca la revelación y la magia de lo que se volverá valioso. El mirar aparece con los ojos cerrados, y miras cada sentido como si fuera por primera vez. Si le creyeras al mirar, cuando abres los ojos, se revelaría cada detalle asombroso de tu momento, tu presente, tu vida y tus circunstancias. Pero decides constantemente creerle al ver que sólo confirma lo que crees, a veces, con total engaño.

No siempre fue así. La visión era una referencia que confirmaba lo que mirabas. Mirabas las descripciones de los mapas con entonación, los libros con ilustraciones que te llevaron a viajar a lugares mágicos, mirabas la señora de la ventana de enfrente tostar un pan y ponerle mantequilla en el silencio de lo cotidiano, y eso revelaba la vida entera que tenías dentro de ti. La mirada creada con los ojos del corazón, de la intuición y de la sabiduría del aprendiz, mirabas sueños, amigos divinos, objetos que se movían, ángeles, divinidades, dragones, magia, belleza y acertijos que guiaron a la humanidad para nunca dudar de su sentido divino en la Tierra. Y te animó como humano a revelar secretos no nombrados de la vida cotidiana y ambiciosa que movió viajeros, conquistadores, locos y evangelizadores a conquistar el mundo en nombre de lo que miraban con sus ojos cerrados. Como humanidad se perdió esta propiedad cuando el ver se volvió la ceguera y tu creencia confió en los ojos del poder y del discurso de los gobernantes. Le creíste en su totalidad y el mirar pasó a ser desconfianza, porque quien miraba descubría y revelaba valor, sentido, profundidad, belleza, magia, divinidad y todo lo que se crea en la mirada interna que seguramente era llamado distracción por quien quería enseñarte su versión y nunca defendió tu mirar. Muchas veces me he preguntado dónde está lo real, si en la evidencia del ver, o en la creación de la mirada propia.

El mirar permite que las cosas se observen como si fuera la primera vez. Como si miraras con tu cuerpo y con el resto de los sentidos. Permite que sepas reconocer quien es leal, que te da sentido, qué te enseñará sabiduría, quién aviva tu inocencia para ir por primera vez tras un descubrimiento o un talento. Las cosas sólo son puras cuando las miras desde lejos. Todos somos de ningún lado del todo y de todos lados un poco. Luego de la magia del mirar, aparece el ver, que reconoce en la mente evidente y lógica el lugar y las propiedades de lo que te rodea. El ver te brinda la confirmación de que has llegado lejos y puedes medir la distancia para determinar un parámetro estándar de logrado o no. El ver permite saber si estás en un lugar nuevo o no, para confirmar si es prudente confiar o no.

Quien sólo ve con sentido de obviedad, se ha vuelto un ciego que repite caminos para no perderse, pues el ver lo mismo le indica que su seguridad está a salvo. Pero hay videntes que miran los detalles, esos que se crean con los ojos cerrados, con la danza, con la respiración, con la caricia, con la ambición de los sueños… para que cuando los abras, brille el valor donde los demás no miran, porque de ciegos es el mundo que ve y camina sobre el tesoro reclamando que nunca lo encuentra; y de sentimientos está hecha la sabiduría de saber mirar al cielo y encontrar que sobre todos cae el manto de lo valioso. Busca brillos con tu mirada, inicialmente dentro de ti, porque con el ver, sólo te encandilarán los vidrios que intentan ser diamantes.

(Arcano XVII de Tarot de Flemish. Restauración realizada por mi este año 2019 de una versión de Vadenborre Tarot de Bruselas de 1780)

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