
Prefiere pedir perdón, a pedir permiso. Decide tu camino, errado o certero. Nunca se sabe qué es lo conveniente hasta que has avanzado, y allí decides dedicarte a mejorar lo caminado o a iniciar otra vez. El valor está en comenzar, en emprender vuelo con lo propio, con tus alas, con tus recursos… y tomar el vuelo.
Son tiempos de tomar los caminos con seriedad y decisión. Mira las estrellas y comprende que sin nada estar escrito, se ha dibujado luceros para alumbrar tus sueños. Agradece ese momento de recogimiento, y sin saber el tamaño de la recompensa, álzate en vuelo. Nada a medias, pues cuando el destino te percibe temeroso, te da pruebas de ese veneno llamado miedo y te acelera las conclusiones. Decide partir, pero no decidas dudar. Anda sobre eso que no tiene dueño y aduéñate de la experiencia de emprender un vuelo: un desafío, una ruta nueva, un hobby, una pasión, un amor, una razón o una causa. Cualquier cosa que huela a tu decisión y tu camino. No saques cuentas antes de tiempo, pues siempre faltará para ser satisfactorio, pero siempre habrá demás una vez que has aprendido a volar.
Has llegado hasta aquí con todos los errores encima de tu cuerpo y tu conciencia. ¿Y crees que fue una secuencia fácil combinar toda tu experiencia y el presente a que has llegado? Nada se puede medir con los metros de lo fácil, sino con los metros de las sensaciones que tienes al frente, en tus sueños, en tus ojos. Y desde ese agradecer por tener alas para volar, anda sobre eso que te pertenece: será tuyo cuando sólo tu hagas y sientas en ese mañana que otra vez te hará preguntas, y tu, con esa sonrisa caprichosa, responderás con el tamaño de tus alas, que ya vuelan sobre cielos sin nombres, donde tu osadía será experiencia para quienes vienen tras de ti, o los que en tierra han quedado, esperando lo resuelto, lo conocido, y obviamente, la oferta y lo barato.
(Arcano Mayor La Estrella, diseño del Tarot de la Magia, rediseñado por mi. Edición enero 2019).