Seré directo, aporta valor en el otro, ese que has acumulado y que llevas de un lugar a otro para crear intercambio. La riqueza te da valor, y a su vez, te da peso. Caminas a paso lento cuidando el metal de tus alforjas. Comprendes que heredándola se vuelve sagrada, y reconoces el éxito de tu misión. Se liviano, entregando lo que sabes a quien sucederá tu lugar. Eso es el éxito, el tener la simpleza de reconocer que alguien contribuirá y continuará lo que has encontrado, lo que has creado, y lo que has acumulado.
Lo sabio y la magia es dejar huella hacia el futuro, y no construir estatuas ni títulos nobiliarios hacia el pasado. Lo póstumo se hereda y no se acumula, y es mejor designar a tu heredero con la facultad intuitiva que te ha dado el tiempo, y no dejar que las rapiñas liquiden lo precioso como comida que nutrirá a los hambrientos. Los antiguos dieron hacia los jóvenes para que multipliquen lo logrado. Ahora el desafío del éxito es dejar partir lo que te ha costado, dejándote lleno de valor y sabiduría. Dejar de sentir que lo tuyo es tuyo, permítete sentir que ahora es de todos. Y la nobleza se vuelve éxito cuando te vuelves una anónima leyenda, porque quien ahora tiene tu valor, está a prueba para hacer con eso lo que quiera. No eres tu quien juzga, cada heredero se juzga a sí mismo, volviéndose valor el buen obrar y el saber que ha hecho su mejor intento, para luego volver a heredarlo en un eterno continuo.
El problema no es cómo hacer la riqueza o cómo administrarla, sino cómo entregarla. Y la pobreza de espíritu -el egoísmo precario del ignorante-, primero descalifica al que siente como amenaza (que muchas veces es de quien ha heredado), y luego le obliga a sentir que la riqueza debe quedarse consigo, siendo como el avaro que logra creer que le robarán y se niega a dar algo al otro porque cree que se empobrece al enseñar sus secretos. El verdaderamente rico, sabe que dará una parte importante para que sus herederos puedan tomar su energía y diluirla en sabiduría. El valor es cuando el heredero aprecia lo recibido, y en parte, es el espíritu del que da lo que continúa en las manos de los demás… eso se llama Valor. Así los profetas heredaron un linaje de sabiduría sagrado, nunca dudando en la fuerza del que recibirá. Así el filántropo entrega su patrimonio para convertirlo en un gran parque de la humanidad, sin dudar que será para bien de todos. Así el escritor hereda su biblioteca que lo ha vuelto exitoso, sabiendo que cada libro lleva un trozo de su éxito. El éxito es saber soltar y entregar al sucesor el dominio que te pertenece para que pueda continuar. Porque todo estaba allí antes que llegaras y seguirá estando cuando te vayas.
Honra lo que has heredado, poniendo en tu corazón los nombres de oro de los generosos que te han labrado en quien eres. No necesitas publicarlo ni difundirlo, pues el buen anónimo profesor no espera recompensa. Pero si espera que tu seas capaz de hacer con eso una riqueza que te pone a prueba: ¿a quién entregarás todo lo tuyo? Prepara a tu sucesor, prepara a quien recibirá los aplausos en el mañana, para que en tu retiro sientas eso llamado éxito en la plenitud de tu paz, en el honor de ti mismo, en la riqueza incalculable del sabio que ahora nuevamente construye su palacio a espaldas de lo que fue suyo.
(Carta Arcano menor Caballero de Oros, de mi colección privada de El Tarot Dorado del Renacimiento, de Giordano Berti, año 2004, Torino, Italia)