Gobiérnate. Ten cuidado con ese torrente inconquistable de emociones. Nadie ha podido explicar, y menos domar completamente, a ese conjunto de sensaciones e impulsos que provocan cosas inimaginables: seducciones, rencores, recuerdos, cóleras, miedos y sentimientos de los más inverosímiles. Hay una temporada que sensaciones que, si no pones atención a tus pisadas, el desenfreno te lleva por un barranco que lamentarás.
El gobierno central de tu corazón tiene instrucciones de seguir al pie de letra lo que entiende por impecabilidad y dignidad en el actuar de tu voluntad. Será entonces la mesura, la templanza, la justicia y principalmente la cautela lo que se imponga ante ciertos asuntos. Caminarás por la vida con total conciencia donde pisan tus pies, lo que tocan tus manos, lo que llevas a otro lugar, lo que traerán de vuelta, lo que encargas y lo que necesitas. Al actuar con conciencia, obligas a cada movimiento, a cada palabra, a cada gesto, evitar que desbarranques hacia la locura. Actuar con conciencia pone atención a todos los sentidos que deben alinearse a la atención total de ti y tu alrededor. Ya mucho ha sucedido y no es el momento de confiar al relajo y a lo mecánico los detalles de tu día.
Gobernarse hace de tu vida valorar ser el primero en leer señales invisibles de tu avanzar. Aprenderás a leer y a relacionar detalles que sólo en el silencio de tu reflexión permite calcular tus actos y tus pasos. Permite actuar en voluntad hacia donde quieras. No es inhibir ni prohibir la expresión total de sentimientos, sino que hacerlo más lento y más atento para que puedas lograr eso llamado “impecable”.
Ser impecable es vivir en el gobierno de la conciencia. Porque un gobierno debe inspirarlo el bien común de todo su conjunto, y vivir en función de la conveniencia de lo que sus vigías alertan de todo lo que sucede alrededor. Un gobierno está por sobre los intereses particulares, y pone su fuerza y su voluntad a la mesura de sus actos para ser impecable en cada paso que da. Y todo tu ser confía en el latir de tu corazón, confía en la lectura intuitiva de tu intuición, y confía en lo aprendido como batallas llenas de lecciones. A su vez, ser impecable es considerar a todos los demás que están contigo en el camino, a todo ser que comparte el espacio donde has sido traído por la magia del tiempo, y todo lo que estará allí después de tu retirada. Gobernarse permite que seas infinito en la leyenda que escribes de ti, y en la certeza de saber que caminas sin daño, sin temor, sin arrepentirse.
(De mi colección privada, Arcano Rey de Espadas, diseñado por F. Gumppenberg en Milan el año 1835, reproducido en una serie de 2000 ejemplares por O. Menegazzi en Milan, Italia, del que tengo el seriado número 1.329)