Son días donde pesa la sensación de levedad en tiempos donde todo nos exige mirar con más profundidad lo que nos sucede y sucede, enmascarando con una sensación de malestar y agobio, poca tolerancia y pensamientos obsesivos, lo más real que nos rodea. Y se vienen unos días -unas semanas-, donde se mueve todo, ante la diferencia y similitud entre lo importante y la importancia. Son días donde nos damos cuenta que no hicimos las cuentas responsablemente, al no mirar la profundidad de lo que realmente somos y tenemos. Parece que no hemos entendido ni aprendido mucho. ¿Qué es lo importante?, sería la pregunta para encontrar ese camino que conduce hacia la profundidad. Semana para dar importancia al dinero y los sentimientos, que energéticamente, caminan de la mano, porque la profunda relación con nuestra soledad, hace que tengamos una gran relación con lo valioso, atrayendo el valor y el placer de la recompensa. Son días para levantarse queriéndose mucho, para que con ese agrado, podamos ver lo que necesita una nueva creencia en nuestra vida. Seguimos respondiendo con respuestas del pasado lo que necesita respuestas del futuro. Seguimos viviendo y decidiendo con creencias de hace 50 años atrás, cuando esas decisiones impactan nuestros futuros tiempos. Hay convulsión en esto, en las empresas, en los gobiernos, porque puede ser que tu o tus líderes ya no sean importantes, no tengan relevancia ni tengan protagonismo. Y no se trata de que lo recuperen, sino de que entendamos que ahora, hay otros valores que conducen todo. El poder y el tamaño, el tener y la cantidad, ya no son importantes. Lo importante son la comunidad, los sentimientos y la comprensión amorosa del entendimiento. Vienen días convulsos y de enojos, porque pareciera que todo camino conocido se cierra producto de que otros actores comienzan su paso por la profundidad y deciden dejar de hacer como lo hacían por un nuevo entendimiento. Esto tiene impacto en las decisiones de familia, de equipos, entre aliados y entre enemigos que obliga a volver a entender la nueva posición de la realidad. Los grandes países buscan la guerra porque congela el progreso y da ventaja de perdedor, y ganadores que quieren el orden en lo importante y no en la importancia del poder. Son tiempos de tomar conciencia de lo que somos, y no de lo que tenemos. Pone atención al dinero: pide a gritos tu atención, pero no por la posible escasez que viene, sino porque es momento de dar profundidad a la manera cómo llega a nosotros, y comprender que no es el dinero, ni la actividad laboral, ni el orgullo corporativo o el esfuerzo, lo que nos dará plenitud. La profundidad nos invita entender que hemos dado mayor importancia a lo que hacemos con mayor fracaso personal: trabajar en lo que nos consume, con la falsa esperanza de que a través de ello, seremos felices. Los más jóvenes aprendieron que la vocación está para cultivar la vida, las relaciones, los sentimientos, el agrado y el asombro. Y sin ser una crisis de progreso, el progreso también pasa por una semana de profundidad, al entender qué tipo de ambición nos gusta: si el que nos acerca a parecernos a las expectativas de otros en el tener y parecer, o el progreso que permite tiempo y calidad para ser, en importancia de lo realmente importante. Son tiempos donde no hay interés en los logros, sino en la armonía de tu tiempo libre y tus pasiones. Todos estamos en este proceso, donde perderemos lo que ya no es posible, a cambio de entendimiento por dónde iniciar esta nueva etapa personal, tal vez sin cambiar nada, sino cambiamos el entendimiento y el punto de vista de la profundidad. Levanta la mirada de tu micro mundo y mira la profundidad del gran mundo. Tal vez no estábamos preparados para tal magnitud de transformación, ni para conservar las conveniencias del pasado. No te animo al cambio radical, ni al quiebre ni a la locura de la perturbación. Sino que los tiempos invitan a tener una opinión muy personal acerca de lo que te es importante. Pero no enumeres cosas, ni tenencias ni conveniencias. Enumera emociones, significados y relevancias, y notarás que mucho de tu “hacer” y “creer en tu hacer” necesitan ajustes para Ser.
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