Son días donde preocupa esta separación entre lo que somos testigos y lo que nuestra voz interior nos recomienda. Nos mentimos y engañamos con facilidad, y nuestra porfía y terquedad nos llevan a derrotas porque ponemos atención al ego que nos habla dentro. Siempre el ego querrá tener la razón. Y te hace creer que tiene mejores ideas que la realidad. Preocúpate por esto. Y son días para movernos con mucho cuidado porque nuestra voz interior nos está llevando por antiguos consejos y experiencias pasadas, donde alcanzamos a darnos cuenta que nos conducen al borde del precipicio. Es categórico: hay un cambio total en la energía, en la percepción, en la conciencia y en la razón que no hay marcha atrás. Ya no somos los mismos y los que nos rodean también nos desconocen. Lo que impulsamos por inercia dispara a lugares menos esperados. No escuchamos. No quisimos poner atención. Para que lo comprendas, en el tiempo pasado, podíamos tener cierta prevención de todo, pero de ahora y para el futuro, todo se mueve por nuestras intenciones más profundas, por lo que creemos de corazón, por lo que deseamos y soñamos, por la fuerza de nuestras ambiciones, y no por nuestros caprichos o terquedades. Por lo mismo, cuando tenemos miedo o huimos, nos estamos acercando a lugares que tendremos que perdernos y entender los nuevos mapas. Pero quien haya sostenido en su imaginación, en su conciencia, en su Fe y en su deseo profundo, buenos y mejores futuros, puros y sensibles (algo hippies), será más fácil. Tenemos que poner más atención a los indígenas que nunca han dejado de creer en sus dioses y sus creencias ancestrales. Comienza a crearse una razón muy poderosa de escuchar los consejos de tradiciones ancestrales que tienen cada vez más respuestas y lógicas. Quebarán algunas de nuestras tradiciones. Y tendremos que valorar y escuchar con atención, porque la ciencia está a poco tiempo de concluir y descubrir asuntos que darán certezas y orientaciones a lo que no entendíamos. Y coincidirá con las recetas de los dueños de la tierra antigua. Lo mismo en la vida real de nuestros vínculos, de la familia, los sentimientos y el dinero. Dejan de tener la relevancia para dar paso a nuevas maneras de vivir, de pensar, de entender y de construir el progreso. Hay mucho que explicar, y los detalles los explico a continuación.

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